Cada ser humano tiene una personalidad que lo hace único y que lo potencia o limita hacia sus metas; de igual manera, toda organización tiene una “personalidad” a la que llamamos cultura organizacional.
Dos empresas pueden dedicarse a lo mismo, por ejemplo, a servicios de alimentación, pero la forma de hacerlo va a ser diferente y va a estar determinada por la cultura organizacional de cada una. Ahora bien, la cultura organizacional de cada empresa determinará cómo la organización se aproxima o aleja de sus metas, y cómo se adapta más o menos de manera satisfactoria al contexto cultural, económico, financiero, político, tecnológico y social que la rodea.
Es importante tener en cuenta que la cultura y el clima laboral no necesariamente son impuestos por los líderes, sino que además influye el lugar donde se desarrolla, es decir una empresa que se encuentre en una capital y que cuenta con agencias o filiales en diferentes ciudades del país, no necesariamente replicará las mismas características en cada una de ellas, sino que el contexto que rodea a la organización influencia en esa cultura, creando entonces subculturas.
En la medida en que una persona sepa en qué empresa se está moviendo, cómo es la organización, cómo es la cultura y su clima laboral, se puede desenvolver mejor y tomar mejores decisiones; así mismo, en la medida que una persona sabe a cuáles culturas tiene que dirigirse a la hora de una búsqueda de trabajo va a poder elegir mejor la empresa.
Hay personas que se adaptan muy bien a las empresas de tipo familiar, en este caso los pros y contras que se encuentran en algunas de ellas, por ejemplo, es que brindan soporte a los colaboradores… “Todos nos queremos, celebramos los cumpleaños, muy paternal”.
Mientras que hay otras personas que quieren obtener muchos resultados y son más orientadas a metas cuantificables, por ejemplo, quieren vender mucho; por ende, en este caso, les conviene más la búsqueda de una empresa que esté enfocada hacia los logros.