Coaching Ontológico: ¿Patear el tablero es igual a quiebre?

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…Con esta pregunta llegó e inició sesión una coachee en mi oficina hace unas semanas y fue interesante entender a qué se refería con ella, ya que según me explicaba, no encontraba la salida ni la luz frente a un nuevo proyecto que le habían asignado en su trabajo, y al nuevo jefe a quien reportaba.

Nos tomó un tiempo centrarnos, ya que venía con una mezcla de emociones: rabia, impotencia y un poco de frustración, sumada a la frase que mencionó varias veces: “no es justo”. “Luego de tres años de haber hecho todo lo que me pedían, hoy me cambian de área sin preguntar, me cambian de jefe y me dan un proyecto que no me gusta”.

Luego de 20 minutos de haberla escuchado y dejar que ella se explayara, me dejó sentir su ritmo, su emoción se transformaba, ya que casi no respiraba y su cuerpo tiraba hacia delante de la silla;  al recordar ese momento de observación me conecto con la sensación de estar bajando a toda velocidad en una montaña rusa y con sus emociones a flor de piel; sin embargo, en una inhalación de aire que tuvo para continuar, la sorprendí y le hice la pregunta: ¿Y en qué otra parte de tu vida te pasó algo similar? Su respuesta, luego de unos ocho segundos de mirarme sorprendida, fue una repregunta: ¿El no hablar a tiempo? Simplemente la observé; al estar presente y mantenerme en completa transparencia y sin juicio hacia ella, ocurrió la magia y su mirada se perdió, su cuerpo se rindió hacia el espaldar de la silla y, en un momento muy íntimo y personal, quizás encontró lo que por años quería responder y en ese microsegundo descubrió lo que debía observar y transformar.

Ese momento tan íntimo, tan cómplice entre coachee y coach, que es envuelto por el sonido del silencio que nos sirvió de marco, permitió que ella encontrara la respuesta que traía y se dijera, luego de un minuto, con un impulso y brillo intenso en los ojos: “Esto es un quiebre, ¿verdad? Y es mío, no es patear el tablero, yo permití en todo este tiempo que el tablero se volviera sólido para la empresa, nunca hablé, nunca pedí lo que quería, no dejé saber a nadie en lo que me estaba preparando”, además de asociar este evento a su dinámica familiar, lo que le pasaba con sus padres y hermanos.

Terminamos ese día la sesión y hoy hemos reforzado con dos sesiones más, que le permitieron fortalecer nuevas estrategias y habilidades; la buena noticia es que si bien aún no ha habido un cambio en la nueva función asignada en el trabajo, pudo sostener una conversación clara sobre sus expectativas y su sentir, en el nuevo puesto con su nuevo jefe, conocerlo y dejarse conocer; dejó de jugar a ser invisible y se dio cuenta de que muchos de los ladrillos que ponía delante eran sus juicios. Cambiaron sus juicios sobre él y también supo de los nuevos planes que había para ella. Nos queda una sesión más para concluir, muy orgullosa de su progreso, su valentía y constancia en el proceso, estoy segura de que mi clienta no volverá a ser la misma.

Por mi parte, y como lo hago en un post anterior, concluyo en reserva total de la empresa y nombre de la coachee… Cuando le envié el post antes de publicarlo, me dijo que sería interesante que personas que pasan por situaciones parecidas pudieran encontrar ayuda a tiempo. Yo agradezco que tenga depositada su confianza en el trabajo que venimos realizando y poder mostrar lo poderoso del Coach Ontológico.

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